Los cielos rasos o falsos techos son elementos comunes en las edificaciones actuales. Están presentes en viviendas, oficinas, industrias, edificios públicos, escenarios culturales y deportivos, entre otras, ya que permiten dar acabados mucho más estéticos al interior de las construcciones y al mismo tiempo, funcionar como un aislante térmico y acústico.
Los cielos rasos son un aliado de arquitectos y diseñadores, por la facilidad que tienen para adaptarse a las distintas necesidades de los espacios. Sin embargo, su instalación, funcionamiento y mantenimiento, requiere de máximos estándares de calidad y seguridad, puesto que una falla de esta solución, puede acarrear graves riesgos para quienes habitan o usan los espacios o incluso, tratándose de grandes superficies, aumentar la posibilidad de accidentes fatales.
En los últimos años, se han conocido múltiples noticias de caídas de cielos rasos en centros comerciales, instituciones educativas, aeropuertos, templos religiosos u hospitales, dejando heridos o incluso personas fallecidas, además de las graves pérdidas materiales y los costos financieros de la recuperación de los elementos averiados.
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Aunque de acuerdo con los estándares de gestión del riesgo, no es posible predecir o evitar 100 % los accidentes, en la mayoría de los casos si es posible adelantarnos a ellos. Uno de los primeros pasos para evitar una posible caída de cielos rasos, es estar atento a las señales que se presentan en el interior de los espacios:
- Marcas acentuadas en la de unión de las vigas o placas de cielorraso
- Fisuras perimetrales o centrales
- Desprendimientos por sectores
- Englobamientos
- Presencia de humedad y hongos
- Pintura descascarada
Estos signos de alarma son muy importantes y deben ser tenidos en cuenta, especialmente en temporada de lluvias. En países como Colombia, la mayoría de colapsos de cielos rasos se presentan durante las temporadas húmedas del año.
Durante estas épocas, suelen ser hechos noticiosos las caídas de cielos rasos en infraestructuras públicas, lo que demuestra también la antigí¼edad y el desgaste de muchos edificios de este tipo.
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Teniendo en cuenta esto, es clave que los techos de las edificaciones estén correctamente instalados, con materiales de aislamiento adecuados, las humedades controladas y los canales de desagí¼e en perfecto funcionamiento; de lo contrario, la filtración de agua hacia los cielos rasos, provocará inevitablemente que este colapse debido a su peso.
Aunque en el mercado existen diversas opciones, materiales extremadamente livianos y baratos en su costo, no brindan el suficiente aislamiento acústico o térmico, sufren deterioros rápidos (lo que en un mediano y largo plazo aumenta su costo) y son susceptibles a caídas ante movimientos telúricos leves.
Por otra parte, materiales muy pesados, implican riesgos altos, especialmente si no se realiza una correcta instalación de su estructura y pueden ocasionar un desprendimiento grande, con consecuencias graves para quiénes se encuentren debajo de estos.
A la hora de elegir cielos rasos, recuerde que es un elemento de construcción que no solo se usa para que los espacios se vean mejor, sino que brinda otras funcionalidades, por ende, necesita de excelentes materiales, buenos instaladores y de estar atentos a posibles señales de su deterioro.
Pasar por alto elementos como cielos rasos en la planificación de grandes proyectos de construcción, seguramente terminará acarreando mayores costos y tiempos de entrega. Un espacio con buenos cielos rasos puede brindarle bienestar, confort, elegancia y reconocimiento a su proyecto.
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